REFLEXIONES URBANAS

Hace unos días, venía de realizar una entrevista del aeropuerto estatal, cuando mi compañero y yo observamos a lo lejos una espesa columna de humo y nos dimos a la tarea de investigar de que se trataba.

Al llegar al lugar, ardían si control, del lado derecho del reclusorio estatal, aproximadamente 10 ductos de plástico de 14 pulgadas destinados para uso de agua potable, por negligencia del personal de reclusorio que realizó trabajos de desmonte en la periferia y al terminar prendieron fuego al pasto cortado y no tomaron la precaución de realizar guarda rayas o algo similar.

En fin, alguien dio aviso a los bomberos llegando al lugar una pipa del servicio de Protección Civil con dos personas a bordo, quienes no hicieron ni el más mínimo intento por apagar el fuego, ya que según me dijeron “hacia mucho calor” para acercarse al lugar y esperarían mejor el camión que traería la bomba para lanzar el agua, mientras tanto las columnas de humo continuaban y cada vez eran más grandes y espesas.

No obstante, una persona que labora como operador de bombas del cárcamo contiguo al lugar del que les hablo, ante la negligencia de estos señores, no lo pensó dos veces y se quitó la camisa para empezar a tirarle arena con un bote a las grandes llamas.

Seguramente si ustedes hubieran estado ahí, seguro que estoy que muchos, yo mismo lo hice, hubieran pensado que no lograría nada con su acción y que cualquier intento sería en vano, no obstante el tipo no desistió y al poco rato, ya había apagado buena parte del fuego, mientras los operarios de la pipa continuaban de espectadores, incluso en algún momento se rieron del “atrevido” individuo.

Finalmente llegó el camión de bomberos equipado con lanzador de agua y terminador de apagar el fuego.

Les comparto la anécdota, en primer término porque seguramente muchos vieron las gigantescas columnas de humo la semana pasada pero pocos saben de qué se trataba y lo que ocurrió en el lugar.

En segundo lugar, porque cada vez que un policía, bombero o agente de tránsito realiza un supuesto acto “heroico” es condecorado, premiado hasta con casa y dinero en efectivo, y si acaso muere lo entierran con honores, disparos de salva, etc. Para el circo los mexicanos nos pintamos solos.

Sin embargo, muchas de esas veces me he preguntado sino era esa la obligación de esas personas, si un par de policías frustran un robo y regresa el monto de lo robado, no veo donde esta lo heroico, era su obligación, si un agente de tránsito ayuda a dar a luz a una señora dentro de un taxi, esta bien, pero esa era su obligación, aun cuando no este en sus funciones dentro un reglamento.

Sin embargo, gentes como aquella persona que no siendo su obligación apagar el fuego, y ante le riesgo de que el fuego se propagara buscó por todos los medios que tuvo su alcance controlar el incendio aun pensando que no sería posible dada su dimensión, y no dejó de intentarlo.

Me gustaría saber si alguna vez recibirá “las llaves de la ciudad” de manos del presidente municipal por su comportamiento ejemplar, o si acaso recibirá una bolsita de despensa de las que regala el municipio como parte de su programa de “asistencia social” a un mes de las elecciones para delegados municipales.

Me atrevo a pensar que el tipo se conformaría con un vale para pasar a chingarse unos panuchos con don Rodrigo el de “los panuchos beisboleros” de afuera del parque centenario, o ya de perdida para dos empanadotas de las que llegaba a comer Manuel Andrade en la bajada de Allende, cuando era “Gober precioso”, que no héroe chingao.

Es más, regresando al caso de los héroes policiacos, yo puedo estar de acuerdo en que se les incentive por los años de estar en la corporación, ya sean 20, 30 años o más, pero no que se les otorguen premio por haber hecho lo que tenían que hacer, porque al fin de cuenta esa era su obligación.

¿Tienen idea ustedes de cuantos héroes mexicanos hay en este momento perforando el subsuelo para extraer el crudo, o el oro negro como también le llaman, para mantener de pie la economía de este país?, Héroes anónimos para los que en ocasiones no hay día del trabajo, semana santa, 24 de diciembre, 1 de enero, etc., No obstante, es su obligación, para eso les pagan y les pagan bien.

No hay necesidad de que Ricardo Salinas Pliego realice un programa permanente para recolectar “las llaves de nuestro corazón” en cada una de sus “tienditas”, para hacerle un monumento a cada uno de ellos, como lo hizo con Juan Pablo II. Sería buena idea, pero repito, no es necesario, es simple y llanamente su obligación.

De otra manera habría que pensar en darles la condecoración del “corazón púrpura” a los padres que aun siendo su obligación, se convierten en “ héroes” al mandar a los hijos a la escuela y darles los apoyos necesarios para que en un futuro sean gentes de bien, además deben ser enterrados con honores, disparos de salva, izando la bandera a media asta, mientras suenan las sirenas de todas las patrullas de la ciudad.

¿O acaso basta con el reconocimiento de los mal agradecidos hijos como yo?

Gracias señor…si, también usted que apagó el fuego.

Benditos héroes que aun quedan, socorristas voluntarios de cruz roja, brigadistas voluntarios para el combate incendio forestales, educadores voluntarios para la enseñanza de los adultos, doctor Rodolfo que brinda consultas gratuitas a la gente de escasos recursos en la colonia Gaviotas, maestra de educación especial que brinda apoyo de terapia de masaje a sus alumnos aun cuando no es su obligación y hacerlo luego de su horario laboral y a todos esos héroes que ustedes también conocen y que no esperan mayores condecoraciones que un simple “gracias” de buena gana.

Gracias

URBANIDAD MUNDIAL

me quedo con el consuelo que al menos en otras partes del mundo, en la ciudad holandesa de Ámsterdam para ser preciso, desde el mes pasado ya hay un monumento para “verdaderas” heroínas de nuestra sociedad, un monumento a las prostitutas, que a decir de la autora de la escultura, Els Rijerse, “el homenaje” representará a una mujer con aspecto de seguridad en sí misma, con las manos en las caderas y la mirada hacia el cielo, en el umbral de una puerta (No puej’ diría mi amigo moncho-moncho).

(Ahí les dejo la nota para quien quiera informarse de tan atinada decisión: http://www.clarin.com/diario/2007/02/05/conexiones/t-01358064.htm)